miércoles, 21 de abril de 2010

Les mojaron la oreja

Los provocaron,
Los humillaron,
Y se rieron,

Los presionaron,
Los agredieron,
Y se rieron

Los molestaron,
Los insultaron,
Y se rieron

Los ignoraron,
Los amenazaron
Y continuaron riéndose.

En diferentes lugares
Y a distintas personas
Les mojaron la oreja,


Lo hicieron porque eran más grandes
y más fuertes
Lo hicieron porque sentían que podían hacerlo.
Lo hicieron porque sabían que los demás
no se iban a meter.
Lo hicieron porque tenían cómplices que se reían.
Lo hicieron porque alguien les susurró que lo hagan.

Lo hicieron, y lo hacemos,
Porque somos hijos de puta.

El humillado sintió una sensación rara.
Se ahogaba
Pero también rebalsaba.
Como un dique

reventando,
desgarrándose,

temblando.

La presión del río marcaba grietas en sus manos,
En sus ojos,
En su frente.

El oprimido fijó su mirada en el suelo
y se hundió en la tierra.

Para él, la cancha de su barrio estaba en silencio.
Para los demás, el cuadrilátero ardía.

El infame volvió a avanzar,
Con la intención de mojarle la oreja,
Pero esta vez sintió la furia
de la furia.

El infame era roca.
Y el herido era mar
Y también ola.
Cuando chocaban eran ruido.
Cuando chocaban eran grito.
Cuando chocaban eran basta.
Basta.
Basta.
Basta.
Basta.
Basta.



Carlos Eduardo Carrizo

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